Escribe Sofija desde Lituania. Escúchale sin prisas.
Cada año en la convivencia de Kretinga (campo de trabajo
social) aprendo algo nuevo. Ese año entendí que aunque nos parece que somos las
salvadoras y que vamos a cambiar las vidas de los ancianos y la gente pobre, la
realidad es un poquito diferente. La verdad es que cada experiencia nos da más
de lo que podemos imaginar. Los abuelitos me enseñaron a sufrir, crecer y dar
gracias a Dios por cada minuto de felicidad. Las familias pobres me han
mostrado que el dinero no es muy importante si de verdad quieres a tu familia. Sin
dinero la vida puede ser igualmente divertida, plena, llena de amor; sólo tienes
que poner más esfuerzo. Me gustó lo que me dijo mi amiga durante la
convivencia: "No puedo creer que mi sonrisa sea suficiente para hacer a alguien
feliz. Lo que no sabemos es que las pequeñas cosas que hacemos son las más
importantes. La gente que me pareció que iba a salvar al principio de esas convivencias, me han salvado a mi. Recibí más de lo que dí. Aprendí que cada
persona es un tesoro, cada persona es una historia que te puede enseñar algo
muy valioso si la dejas.
(gal tik reiketu įrašyti ispaniškas raides nes pas mane nera:)
(gal tik reiketu įrašyti ispaniškas raides nes pas mane nera:)
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